sábado, 24 de octubre de 2009

Me enseñaste y no aprendí

Me enseñaste que amar
era sufrir, que la espera
era deseo.
Me enseñaste que el amor
no era egoísta, que te debía
compartir.
Me enseñaste que el amor
era adular, sin sentir.
Que ocultar no era mentir.

Por suerte no fui buena aprendiz
y decidí partir.
Y andando me encontré con el amor
que supo ser buen consejero.

Me enseño que amar es ser feliz.
Que el deseo no es espera,
que se comparte el perdón.
Que el que adula sin sentir es
embustero.

Y al final descubrí…
que no fuiste buen maestro
y que yo fui buena aprendiz.

Civetta

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