viernes, 9 de octubre de 2009
El viejo y el mar
Pasaba largas horas sentado
en aquella playa, mirando el horizonte
sin que nadie llegara.
Sus cabellos eran blancos,
fumaba en pipa y un gorro
de capitán lo coronaba.
Su mirada era profunda,
encallada y sentida.
Llevaba siempre en sus manos
un manojo de cartas que
nunca le había dado.
Le gustaba mirar las olas,
romper en la orilla y
convertirse en nada.
Y es que de eso se trataba...
Su rostro dejaba ver el paso
de los años, y sus arrugas
señaban el tiempo vivido
en experiencia marcada.
Por qué la deje ir, pensaba...
si fue por cobardía o el
simple miedo a vivir.
Fue su cuerpo mi barco,
su vientre mi timonel.
Sus brazos fueron mis velas,
y en el mar de sus caricias,
alguna vez naufragué.
Hoy me atormentan tus besos
por qué te deje partir,
se preguntaba, mientras miraba
las olas romper en la orilla y nada.
No se si fue cobardía o
el simple miedo a vivir.
Civetta
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....quien no ha pasado largas horas sentado en la orilla del mar mirando las olas y reflexionando... por que alguna ves te deje ir.......adriana...
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